¿Porqué no me acompañas? {Elena}

La leve luz que se filtraba a través de la persiana del cuarto no me molestaba lo más mínimo aunque normalmente la luz me impedía dormir. Todo lo contrario. Esa leve claridad, incluso, me animaba a seguir tumbado sobre el mullido colchón y la leve sábana que me cubría los boxers con los que dormía. La idea de que por primera vez en muchos años pudiese quedarme en la cama hasta las tantas me encantaba. Desde que entré al cuerpo de bomberos madrugaba para correr, ir al gimnasio o simplemente para sacar a Barco, el dálmata que habíamos adoptado entre todos. Sonreí en sueños y agarré con fuerza la almohada. La noche anterior me la había pasado ayudando al abuelo en la pizzería y eso más el viaje me habían dejado molido. No me importaba echarle una mano siempre y cuando el abuelo dejase que me quedase entre fogones y no llevando o traeyendo platos a los comensales. Las ordenes no eran algo que me gustasen lo mas mínimo y haciendo de camarero no hacías más que recibirlas todo el rato.

- Vamos Justincín, ¡levanta! - Si no fuese porque la única persona que me llamaba de esa manera era también la única a la que no podía levantarle la voz, hubiese liado una buena por la manera que tubo de meterse en la habitación, abrir la ventana y quitarme la almohada. Mi acto reflejo al ver como la habitación pasaba de una acogedora iluminación a casi deslumbrarme por los rayos del sol fue llevarme los brazos a los ojos. La abuela puso los brazos en jarras y se quedó frente a mí observándome fijamente. Cuando me vi capaz, levanté levemente el brazo para mirarla. - Buenos días abuela – saludé con una sonrisa al tiempo que me incorporaba. Ella me dio un beso en la frente, me ordenó que me levantase porque tenía que hacerle un favor y se marchó cerrando la puerta tras ella. Me puse unos pantalones y antes de salir de la habitación agarré una camiseta cualquiera.

No pregunté por Dianna ya que sabía que si no la estaba escuchando estaría en la pizzería con el abuelo. Al menos, me había tocado la tarea más simple. Iba, compraba, volvía y tenía toda la tarde libre para mí. Justo cuando agarraba el pomo de la puerta para salir de la casa me encontré con la cabellera pelirroja de Elena. No la veía desde... Desde que eramos unos críos. Sonreí al verla. - Vaya, hola – saludé al tiempo que me apartaba levemente para ponerme la camiseta, de la que me había olvidado por completo. - Supongo que vienes a buscar a mi hermana, ¿no?

Había tenido que hacer horas extras el día anterior,justo el día en que Dianna llegaba,me dio mucha rabia pero quería continuar trabajando allí así que me tuve que conformar,llegue muy tarde a casa y además de que ya no eran horas de salir,estaba muerta de sueño así que llegue a mi casa y me metí rápidamente en la cama.
Cuando me levanté a la mañana siguiente mi madre ya había salido a trabajar,la pobre trabajaba demasiado y no había dejado de trabajar ni siquiera después de recibir la herencia de mis abuelos.
Aun no me acostumbraba a vivir en esa casa tan grande,prefería mi casita cerca de la playa,pero como mi madre se sentía en ese sitio estábamos aquí.
Baje a la cocina y Greta me estaba esperando para hacerme el desayuno
-No te preocupes,Gretty ya me lo preparo yo-La mujer accedió,después de tres meses ya se había dado cuenta de que no me gustaba nada tener gente haciéndomelo todo,me sentía realmente incómoda.


Me hice unas tostadas y me preparé un zumo de naranja que me tomé tranquilamente,menos mal que había llegado el verano y podía tomarme las mañanas para descansar,sin levantarme temprano y con prisas,coger lo primero que encontrase en el armario y salir corriendo a estudiar,mi vida el resto del año era demasiado estresante así que ahora me tocaba disfrutar del verano,y empezaría por ir a buscar a Di a la casa de sus abuelos,me di una ducha rápida y me puse unos vaqueros cortos y una camiseta de tirantes rosa con unas letras blancas en el centro y salí corriendo de allí,no sin antes coger mi bolsito negro en el que siempre llevaba mi móvil,las llaves,algo de dinero y algunas cosas mas.
La casa de los abuelos de Dianna no estaba muy lejos,apenas unos 5 o 6 minutos desde la mía,cuando estaba ya en la puerta,esta se abrió y vi a un chico moreno al que reconocí rápidamente,estaba claro que era Justin,el hermano de Dianna,ella me había dicho que este año vendría pero no me lo había creído mucho,hasta ese momento,hacía tantos años que no le veía,había cambiado mucho físicamente pero a mi me seguía pareciendo igual de mono que cuando eramos pequeños.

Sonreí inexplicablemente contenta de haberlo visto,aunque,la verdad es que yo siempre estaba contenta por todo,se giró para ponerse la camiseta y me coloque bien la camiseta nerviosamente -Pues si,ayer no la pude ver y...¿Está?-Me corté a mi misma porque estaba empezando a hablar mucho y a lo mejor el chico tenía prisa.

Estiré la tela hacia abajo cuando introduje los brazos y la cabeza en sus respectivos puestos. Si no hubiese sido por la muchacha pelirroja que tenía en frente hubiese salido a la calle aún con la tela sobre los hombros, estaba seguro de que no me acordaría de ella hasta que tuviese que entrar al supermercado. De golpe me acordé de que estaba a punto de olvidarme de la lista que la abuela había dejado sobre el mueble de la cocina. Sin lista no sabía que tenía que comprar y sin saber que comprar... Compraba de todo menos lo que hace falta o me volvía a casa para buscar la lista. Ninguna de las dos opciones era la buena, aunque de haberme marchado estaba seguro de que hubiese escogido la primera. No era una persona perezosa, pero si quería tener el mayor tiempo posible libre y si iba y volvía a casa más veces de la cuenta no me salían los cálculos.

Negué con la cabeza al tiempo que levantaba el dedo índice para indicarle a Elena que esperase un momento. Volví al interior de la casa y me dirigí hacia la cocina donde aún estaba la abuela haciendo sus cosas. Coloqué las manos en sus hombros para apartarla de mi camino y agarré la lista con el dedo índice y el corazón, levanté la mano enseñándole la lista a la abuela. Ella sonrió e insinuó que no tenía la cabeza en mi sitio además de ordenarme que no me gastase más de la cuenta. Asentí sin demasiado entusiasmo. Musité un largo “vaaaaleeee” y volví a la puerta donde aún estaba Elena. - Lo siento, me la olvidaba – sonreí antes de guardar la lista en el bolsillo del pantalón.

Salí a la calle junto con ella y cerré la puerta tras de mí. - Lo que decía. Dianna no está en casa, creo que está en el restaurante pero no estoy seguro – me llevé la mano a la cabeza y me revolví el pelo. Ahora me daba un poco de vergüenza admitir que me había levantado unos minutos antes de su llegada. - Si quieres te puedo acompañar al restaurante, luego iré a comprar lo que me ha pedido la abuela. - La miré esbozando otra sonrisa y se me ocurrió una idea mejor. - O puedes acompañarme a hacer la compra para que me sea más leve y luego vamos al restaurante. ¿Que te parece?

Negó con la cabeza antes de indicarme que me esperara y meterse a dentro,a decir verdad se notaba que no estaba pues seguramente habría salido rápidamente al oír mi voz,estaba un poco triste,el día anterior no la había visto,y hoy,estaba decidida a verla,pero al parecer tendría que esperar un poco mas,busque en el bolso mi móvil para ver si mi madre me había llamado y de paso revisar los mensajes y demás,después de comprobar que no había nada interesante lo guardé de nuevo y metí las manos en los bolsillos de los vaquero mientras esperaba a que Justin saliera y me diese mas información,no tardó mucho en salir con una lista en la mano y sonreí con el paso de el tiempo se había acentuado su parecido con Dianna,se notaba que eran hermanos desde lejos,la verdad,es que siempre había envidiado la relación de hermandad que tenían,siempre había querido tener un hermano o una hermana pero a mis padres no les dio tiempo así que me tenía que conformar con mis amigas y mi madre -No te preocupes...a mi se me suele olvidar siempre...-Y tenía que acabar llamando a mi madre para saber lo que tenía de comprar.

Dijo que creía que Dianna estaría en el restaurante cosa que me indico que estaba aprovechando el verano para dormir hasta tarde,pero está claro que el verano es irse a la cama tarde,después de un buen día y dormir hasta el mediodía,se podría decir que me encantaba el verano porque adoro dormir y solo en esa época lo puedo hacer -Mm...te acompaño y así me cuentas como es que has decidido volver por aquí después de tanto tiempo-Sentía cierta curiosidad por el motivo que le había traído de nuevo aquí aunque me alegraba mucho de que estuviera aquí se me hacía bastante extraño-Venga,vamos de compras-Dije poniéndome en marcha hacía la calle de las tiendas.
Hacía bastante calor,se notaba que estábamos en verano,menos mal que me había puesto bastante fresquita,aun así el pelo me agobiaba y me daba bastante calor así que me hice un moño rápido mientras andaba.

La idea de que Elena me acompañase a hacer la compra de la abuela se me hacía divertida a la par de interesante. En el momento en que la chica aceptó el acompañarme al supermercado me di cuenta de lo poco que la conocía. Mi hermana se pasaba los días hablando con ella por teléfono o Internet, pero yo me había limitado a ser cordial con ella y a pasarle las llamadas a mi hermana todos estos años. Hasta ahora no me había acordado de las tardes que habíamos pasado los tres jugando juntos de pequeños y me sentí un tanto incómodo por haber sido tan distante con todos los de aquí sin motivo aparente. No sabía si la joven pelirroja seguía siendo igual que aquella niña de sonrisa tímida y ojos deslumbrantes que yo había conocido años atrás, pero estaba dispuesto a comprobarlo ahora que se me presentaba la oportunidad. Si mi hermana la adoraba tanto sería por algo, ¿no?

Una leve sonrisa un tanto forzada se esbozó en mi rostro cuando escuché aquello de mi vuelta. Puestos a ser sinceros, no tenía ni idea de qué me había llevado ese año a querer volver al pueblecito ya que fue un arrebato lo de aceptar la anual invitación de Di para que la acompañase. En el parque de bomberos me habían obligado a coger vacaciones porque decían que era demasiado joven para pasarme tanto tiempo trabajando sin descanso, que debía irme a la playa a disfrutar y claro, no tenía dinero para pagarme un buen viaje. – Supongo que es porque llevo demasiado tiempo sin venir – me limité a decir encogiéndome de hombros. – Además, echaba de menos la playa – bromee antes de girar la calle que nos llevaría directamente al supermercado.

Al llegar al supermercado dejé que pasara primero por educación y quizá por algún que otro motivo más. Caminé tras ella contemplando a mí alrededor. No recordaba que el pueblo tuviese un sitio tan grande en el que poder comprar, todo había cambiado mucho. Visualicé los carros metálicos a lo lejos y no dudé en coger uno. Me apoyé en el posamanos cruzando los brazos sobre este, me coloqué al lado de Elena, la miré. – Que empiece la diversión - reí levemente y saqué la lista del bolsillo.