Casting para Katherine A. Goldwyn

Ya era muy tarde, y comenzábamos a desalojar a los últimos clientes que se hacían los remolones. En su mayoría eran hombres de edad avanzada, que se quedaban hasta tarde jugando a cartas, pues hoy era un día laborable. A pesar de que mañana fuera día de clase, como suele decirse, también teníamos algún jovenzuelo pegado a la barra, medio borracho y resistiéndose ante la idea de volver a casa.

-Venga, John, que ya no son horas.-le dije, con cierto todo burlón, al tiempo que le retiraba su último vaso vacío, y comenzaba a restregar esa parte de la barra con un paño.

Él susodicho me miró con ojos de corderito, antes de levantarse del taburete, dando un traspiés. Los últimos clientes abandonaron el bar charlando animadamente, despidiéndose afectuosamente. Esa era una de las cosas que más me gustaban del pueblo, que al ser tan pequeño todo el mundo se conocía.
Continué frotando enérgicamente la barra, mientras Olivia bajaba la persiana metálica, dando a entender que el bar estaba cerrado. Alcé la vista cuando ella se apoyó en la barra, frente a mi, y le indiqué con un gesto que me pasara las tazas vacías de café de una de las mesas. Ella me las acercó, y yo las eché al fregadero sin mediar palabra.

-Oye, Kath…-comenzó a decir. -¿Te importa que me vaya ya? Es que tengo que…-comenzó a decir ella.

Yo detuve mi frenética limpieza y alcé la vista para mirarla, inquisitiva. Más de una vez parecía que Olivia y yo nos íbamos turnando el papel de madre, y esta vez parecía tocarme a mi.


-Vete.-le dije simplemente, pues no tenía la necesidad de que me diera ninguna explicación.

Ella sonrió de forma cálida, y se inclinó sobre la barra para darme un beso en la mejilla, murmurando un agradecimiento. Yo le señalé la puerta con la mano, dándole a entender que se largara ya, antes de que volviera la vista hacia la pila de platos y vasos sucios del fregadero y me arrepintiera. Escuché como mi hermana volvía a subir la verja para salir, y como la cerraba más tarde, pero no levanté la vista de lo que estaba haciendo. No me importaba cerrar yo el bar por una noche, aunque sin ayuda tardara un rato más. Olivia era una trabajadora eficiente, tanto como yo, y sabía que no se intentaba escaquear a la primera de cambio. Si tenía o quería hacer algo importante, no iba a ser yo quién se lo impidiera, que para eso era mi hermana. Además, me venía bien que me debiera favores, por si algún día me venía bien a mi salir antes del trabajo.



(Me he registrado con el apellido mal puesto, porque era cómo lo ponía en la petición de personajes. ¿Podría hacer el favor de cambiarmelo alguna de las administradoras, en caso de que me acepten el casting?)